Ella está conmigo

Hola… El día de ayer nos recordó el “Día de la Madre”. No es fácil resumir en unas líneas el inmenso océano de lo que significa la “maternidad”; peor, aún, sería resumir en unas líneas el infinito amor que cada uno de nosotros guardamos en nuestros corazones que, a lo largo de la vida, ha sido regado con la entrega generosa y el sacrificio de nuestras Madres. Pienso que este día no solo es para agradecer, sino para revivir nuestra estructura fundamental de lo que somos, gracias a ellas.

            Al nacer, al menos por lo que yo sé, nadie viene a este mundo con un manual de instrucciones, pero eso no es lo más importante porque todos venimos con una Madre.

            Minutos antes de escribir estas letras pensaba en qué era aquello que podía comunicarte en un día como hoy; abrí mi correo electrónico y mi sobrina Patricia me había mandado una foto de la tumba en la que está enterrada mi mamá. Un mundo de recuerdos y un universo de gratitudes vinieron a mi mente, pero, sobre todo, vinieron a mi corazón. Cuando voy a mi pueblo para estar con mi familia, todos los días recorro los bellos paisajes de la comarca de León; por muchos años, en medio del pueblo y en medio de la calle principal, cercana ya a las tres de la tarde, que era cuando regresaba de mi recorrido, mi madre me estaba esperando para degustar la riquísima comida que siempre me preparaba. Hace cuatro años mi mami está en el cielo y ahora, después de hacer la caminata diaria, paso por el cementerio y lloro ante su lápida, reconfortándome la frase inscrita: “MAMÁ: LO QUE SEMBRASTE EN LA TIERRA, CUÍDALO DESDE EL CIELO”.

            Hablo con ella, pero lo más importante es que ella habla conmigo, porque donde está, que es el cielo, este no está lejos; el cielo comienza en mi corazón y es ahí donde mi madre permanece, del cual jamás saldrá hasta que ambos corazones se encuentren en la eternidad, junto a Dios.

            Sin FE esta separación sería insoportable, pero con FE en mi corazón está la esperanza del reencuentro final en la eternidad.

            Mi sincero saludo a todos aquellos que, al leer estas líneas, les haya servido como llave para que abran su corazón y encuentren en él el tesoro del amor que a cada uno nos ha regalado nuestra Madre.

“Nadie nace con un manual de instrucciones; todos nacemos con una Madre”.

            Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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