Un compromiso de amor

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Hola… Con la fiesta del Domingo de Ramos iniciamos la Semana Santa. De este día siempre me atrajo las dos realidades más profundas que podemos vivir los seres humanos, como son: el éxito y el fracaso. Sin embargo, cuando pienso en esta fiesta de inicio de Semana Santa, la veo como el triunfo total que una vida humana pasa por el aparente fracaso, como también por el aparente triunfo. Ni uno ni otro son plenitud, porque aquellos que aclamaban a Jesús como Rey pudieron haber sido los mismos que el día Viernes Santo, en la mañana, pedían a Pilato que lo crucificase. Y al otro lado de la moneda, vemos cómo el aparente “fracaso de la Cruz” y desde una experiencia de fe, leemos en Lucas 24, 5: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí. RESUCITÓ».

No cabe duda que esta semana nos lleva a vivir en profundidad casi todos los Sacramentos de la Iglesia, por ejemplo: -El Sacramento de la Reconciliación: Que nos indica el camino verdadero para «resucitar en la Pascua con Jesús». -El Sacramento del Sacerdocio: Descubrir el valor de la Eucaristía, en la noche del Jueves Santo, cuando es instituido diciéndole Jesús a los Apóstoles: «Hagan esto en Memoria Mía». -El Sacramento de la Confirmación: Ser auténticos amigos de Jesús cuando, desde nuestra fe, somos fieles al compromiso que Él nos pide diciéndonos: «Vayan y proclamen el evangelio a toda la gente»

No seré yo quien te pida que hagas algo que, posiblemente, ya tengas planificado esta semana; no obstante, sí puedo insinuarte que, cada día de la presente semana, busques en tu corazón el compromiso de tu fe, allá donde estés, allí con quien estés.

El Papa Benedicto XVI es una de las mentes más lúcidas que tiene la humanidad y no solo en el campo teológico, es para mí un océano de sabiduría en cualquier campo que le compete al ser humano, porque veo en él esas fuentes inagotables de conocimiento que enriquecen sanamente a quienes nos acercamos a escucharle. En uno de sus escritos leí lo siguiente y tómalo como una reflexión: “La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura. Con esta ideología el hombre se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se auto-crea y se convierte en un dios para sí mismo”.

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

P. Pablo Larrán García, O.S.A.
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