El verdadero valor de dar un detalle

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Hola… Hace unos días me contaron esta historia: «En África, una niña le dijo a su mamá que su maestra estaba de cumpleaños y que le gustaría hacerle un regalo. La mamá le respondió: -Me parece muy bien, ¿qué quieres que le compremos? La niña le dijo: -No mamá, no vamos a comprarle nada, solo te pido que me des permiso para ir a la playa, porque recuerdo haber visto unos caracoles pequeñitos y quisiera regalarle uno de ellos; ¿te molesta si voy a recogerlo? -Puedes ir hija, no hay problema. Y así lo hizo. Al día siguiente, ya con el caracol en su manito, se lo enseñó a su mamá y se fue al colegio. Cuando entró al salón de clase le dijo a la señorita que le había traído un regalo por su cumpleaños y se lo entregó. La maestra miró el obsequio, vio un caracolito bellísimo y le dice a la niña: -¿Por qué te preocupaste en ir a traerlo?, si yo sé que estos caracoles están en la playa, por lo menos a dos horas de tu casa, caminando. La niña, en su ingenuidad, le respondió: -Señorita, en el regalo también está la caminata».

Hoy en día, quizá la sociedad nos ha llevado a ser muy detallosos con nuestras amistades, en regalos, en whatsapp y en mil situaciones que, si bien es verdad que todo esto es muy bonito, me gustaría que reflexionemos, juntos, cómo existen personas hacia las cuales podríamos poner un poquito más de nosotros al regalarles algo. Para esa niña el caracol podría parecer insignificante, pero le puso el “plus” necesario para ser, posiblemente en ese día, el mejor regalo que la profesora pudo haber recibido, vale decir, el esfuerzo que esta niña tuvo que hacer para andar dos horas y llegar a la playa; luego, caminar dos horas más para regresar a su casa; eso, aún en un niño, se llama sacrificio. El regalo no es el costo material, sino el valorar la gratitud que esa pequeña tenía a su maestra y la única manera de compensarlo era a través del sacrificio.

Ayer fue la “Fiesta de Cristo Rey” y para ella estas palabras: “Nuestra salvación y redención fueron pagadas con la Sangre de Jesús”.

“Cuando el teléfono estaba atado a un cable, los humanos éramos libres”

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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