La hora santa

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Hola… Por muchos años fue el religioso más conocido, mediático y querido de los Estados Unidos, se llamaba Fulton J. Sheen. Tenía programas en televisión, en radio y columnas en los principales periódicos. Fue uno de los Sacerdotes que inspiró a millones de personas, no solo en ese país, sino en el mundo entero.

En una entrevista en televisión le preguntaron al Obispo Sheen: -¿Quién ha sido la principal inspiración en su vida? Y contó lo que a continuación te voy a relatar:

“Cuando en los años 40 los comunistas se apoderaron de China, encarcelaron a un Sacerdote en su propia casa; este podía ver la iglesia desde una de sus ventanas. Un día, soldados comunistas entraron a la iglesia y profanaron el Sagrario, botando al suelo las hostias consagradas y llevándose los copones. El Sacerdote sabía exactamente que eran 32 las hostias que había. Cuando los soldados comunistas se retiraron del templo, no se percataron que una niña rezaba al fondo de la iglesia. Ella lo vio todo y en la noche pudo burlar a los soldados e ingresar a la iglesia para hacer una Hora Santa de oración ante las hostias consagradas y profanadas. En aquella época la comunión no se recibía en la mano, por lo que, después de orar durante una hora, la niña se arrodillaba y con su lengua tomaba del suelo la Sagrada Hostia. Así era cada noche, hacía una Hora Santa de rezos y con su lengüita comulgaba. Pudo hacerlo durante 32 días, pero el último día un ruido en la iglesia alertó al soldado de guardia, quien viendo a la niña corrió hacia ella y la golpeó con la culata de su rifle hasta matarla.

Este acto de martirio heroico fue presenciado por el Sacerdote que se encontraba retenido en la casa rectoral”.

Cuando el Obispo Sheen contó este relato, dijo que se inspiró a tal grado prometiéndole a Dios que todos los días de su vida haría frente al Sagrario una “Hora Santa”. La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que se debe tener por la Eucaristía. Con la fe, uno puede sobreponerse a todo miedo y como verdadero amor a Jesús en la Eucaristía, uno puede trascender todo peligro. Como el sol es la fuente natural de toda energía, la Eucaristía es el Santísimo Sacramento, fuente sobrenatural de toda gracia y amor.

“Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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