Buscando la paz

[et_pb_section fb_built=”1″ admin_label=”section” _builder_version=”3.22″][et_pb_row admin_label=”row” _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”4.6.0″ _module_preset=”default”]

Hola… No necesariamente una conversación puede cambiar la vida de un ser humano; sin embargo, cuando esta viene de un amigo y espero que sea nuestro caso, es muy importante tenerla en cuenta.

            ‹Se llamaba Juan, el hombre más poderoso de la ciudad. No era buena persona, tenía un corazón muy duro, de él nunca salió un sentimiento generoso, ni una compasión hacia alguien necesitado, lo suyo era ganar plata y tener poder. En su vida había solo un rayo de amor y este se llamaba Margarita, su única hija. Nunca pensó que un accidente de carretera segaría la vida de su amada hija. Pero así sucedió, su proceder cambió radicalmente, dejó a un lado los negocios, gastó todo su dinero, entró en una vorágine autodestructiva y tocó fondo.

            Buscando la paz, salió de su ciudad, caminó por el campo y allí se encontró con un hombre que estaba con una lampa revolviendo los granos de trigo. -¿Qué hace buen hombre?, le preguntó. -Estoy removiendo los granos de trigo porque no quiero que se pudran. Juan siguió avanzando por el campo y encontró a otro campesino que estaba arando la parcela, a quien también le preguntó: -¿Qué hace? -Remuevo la tierra para poder sembrar en ella semilla, con el agua de la lluvia y con el sol la tierra se hace permeable. Siguió su curso y pasando junto a una viña, en la que un viñador estaba cortando los sarmientos, ante la pregunta, este le responde: -Necesito cortarlos para que el próximo año crezcan fuertes y vigorosos y puedan dar buen fruto.

            Nuestro amigo se fue a un bosque cercano, se recostó sobre un troco de un árbol y pensaba: -¡Dios mío, qué grande eres y cómo a través de la naturaleza he podido darme cuenta que necesitaba remover mi vida como el grano, como la tierra y como el sarmiento, para que, a través de los golpes de la vida, pueda alcanzar madurez, fuerza, gracia y una verdadera paz que inunde todo mi ser!›.

            Al igual que Juan, te invito a remover los escombros de tu vida, si es que los hubiera, y tener clara una idea: Las dificultades de la vida no son para morir, sino para salir airosos y fortalecidos; y mirando al cielo poder decir esta frase: “Cristo y yo, mayoría aplastante”.

“No busques el momento perfecto, solo busca el momento y hazlo perfecto”.

            Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

            Contáctanos en facebook: Padre Pablo.

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