Hola… Ayer la liturgia de la iglesia nos recordó la “Ascensión del Señor a los cielos”. Pareciera que Jesús se olvidó de nosotros; sin embargo, es muy significativo el saber que los apóstoles se encontraban reunidos celebrando la Eucaristía, pues nos dice el Evangelio: “Estando ellos reunidos, Jesús se les apareció y les dijo: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”.
La Ascensión, para mí, tiene una especial relevancia, porque se recuerda que ha de ser una jornada de oración por todos aquellos que tenemos un encargo de la iglesia, para proclamar el Evangelio a través de los medios de comunicación social: radiales, televisivos y escritos. El domingo 20 de abril del año 1986, por esas cosas de Dios, pude vivir la experiencia de transmitir en un programa de radio por espacio de cinco minutos. Aquella experiencia casual que, después de treinta y cinco años, no tuvo nada de casual, sino que fue un destino del cielo, me abrió las puertas de la comunicación de manera que, unos años después y de forma, también, providencial, pude conocer, desde una experiencia de mucho dolor porque estaban enterrando a su hijo, a la familia responsable de Expreso; era el año 1989 y a mediados de enero de 1990 hasta la fecha, comparto un mensaje de esperanza desde mi experiencia de FE. Pero no solamente eso, sino que, además, en esos años tuve la oportunidad, hasta el día de hoy, de participar en el medio televisivo que, al igual que los anteriores, impresiona saber que puedes estar llegando a cientos o miles de personas de todos los continentes.
En cada uno de estos momentos, ya sea para escribir esta columna, o para hablar a través de la radio, o para compartir un espacio en la televisión, siento que es el ESPÍRITU DE DIOS quien, en estos treinta y cinco años ininterrumpidos, me dice: “Escúchame y transmite mi mensaje”.
En los años 90 tuve la oportunidad de transmitir, los domingos, la Santa Misa, unos años en Panamericana Televisión y, posteriormente, en América Televisión. En ambos canales lo hacíamos con un movimiento de personas que no bajaba de 20 operarios y con varias horas de anticipación, para tener todo a punto. Te cuento esto porque hoy día, y apenas con un celular, se puede no solo transmitir la Misa, sino también el Santo Rosario y por supuesto Charlas Espirituales; con ello, cualquiera de nosotros tenemos la inmensa posibilidad de “evangelizar”.
Miles de mensajes mandamos cada día. Pensemos: ¡Cuántos, como Cristianos, llevan un testimonio de Jesús!
“Jesús salió del sepulcro… para entrar en nuestros corazones”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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