La luz en los tiempos difíciles

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Hola… Delante de mí tengo una foto, en ella hay una rama de un rosal la cual tiene no menos de seis espinas grandotototas y entre cada una hay dos brotes de futuras rosas. En esta foto, muy significativa, alguien escribió esta frase: “Mira de frente a ese asunto difícil y pregúntale: ¿Qué me quieres enseñar?”

Sentado en mi oficina y observando los patios vacíos de mi colegio, esta silenciosa foto significó, para mí, un grito de esperanza. No es fácil asumir el reto del sacrificio y de la sinrazón en la vida y pienso, como muchos pensamos en estos momentos, por qué la vida se ha convertido, más aún en este tiempo de pandemia, en una experiencia de dolor, de inseguridad, de sacrificio… En las últimas semanas han sido numerosas las espinas, punzantes y sangrantes, que nos hemos encontrado; sin embargo, veo brotes de esperanza y me pregunto, le pregunto a la vida, pero sobre todo le pregunto a Dios: -“Señor, ¿qué me quieres enseñar?”. Y cuando estos brotes se conviertan en rosas, serán de variados colores y de un perfume sinigual; no se olvidarán las espinas, pero será el color y el perfume que, en realidad, nos darán la respuesta a lo que significa cómo en la vida, cuando uno es capaz de ver más allá de su presente, puede gustar y saborear la auténtica felicidad.

Llegará un día, y será muy pronto, que miraremos al cielo y le diremos al Señor: -Gracias Señor, porque con tu fortaleza hemos salido hacia adelante, más seguros de nosotros mismos; me atrevería a decirte: -Seremos más humanos y más divinos.

En la cadena de la vida todos los eslabones tienen razón de ser y no es cuestión de que nos guste o no nos guste; el eslabón lo estamos labrando, lo importante es que le demos sentido porque cada uno de ellos, como en una cadena, nos une fuertemente al ayer y nos proyecta con esperanza hacia el mañana.

Vuelvo a mirar los patios y las aulas vacías y ya siento, como en alguna vez de niño cuando escuchaba el trinar de los pájaros, mi madre me decía: -Hijo, ya llegó la primavera y en ella todo florece, porque crudo es el invierno, pero llena de vida es la primavera y eso está pronto a llegar.

En este mes de mayo nuestra Madre, la Virgen, que supo de dolores y sacrificios, nos dé la fortaleza de su Hijo para que podamos construir, en estos tiempos, fuertes columnas para el futuro.

“Nunca dejes a Dios fuera de tus proyectos, Él es la clave del éxito”.

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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