Cierra tus ojos y regálate unos minutos para escuchar a tu cuerpo y darte cuenta de las emociones que experimentas, luego abre los ojos y retoma tus actividades.
¿Con qué disposición y actitud las retomas? ¿Cómo hubieras manejado tus actividades sin haberte hecho esa pausa?
Si has logrado conectarte contigo al cerrar los ojos, has llegado a la parte racional de tu cerebro que ha ayudado a tomar conciencia de tus emociones y darle una regulación apropiada para enfrentar a las situaciones.
He ahí la importancia de darnos unos pequeños minutos antes de reaccionar, para darle oxigenación extra a nuestro cerebro, mande una respuesta regulada a las emociones y se genere una reacción con mayor control y asertividad.
Esta y otras estrategias las venimos trabajando con los padres de familia por medio de los círculos de acompañamiento que como Departamento de familia brindamos e invitamos a toda la comunidad educativa a participar.
Blog del Departamento de Familia.