Lo más valioso no es tener, es saber crear

Hola… Se llama Lauren Kressler, es Gerente General de una Consultora que trabaja en estrategias para las relaciones humanas y busca las mejores para poder potenciar las posibilidades de cualquiera de nosotros.

            Es posible que lo hayas leído, porque entiendo que el internet llega a muchísimas personas, pero el día de hoy, si compartes esta columna, es para pedirte aquello que vas a leer a continuación; primero: léelo tres veces; segundo: no se te ocurra decir: “ya lo leí”; tercero: ¿cómo puedes aplicar en tu vida concreta el texto que acabas de leer?; y cuarto: ¿cuánto tiempo te das?, puede ser un día, una semana o un mes para evaluar cuánto de este texto has interiorizado en tu vida y con actos precisos lo estás haciendo realidad.

            Leamos lo que dice Lauren: “Mi abuelo era dueño de dos fábricas, una de tela y una de chocolates. Mi abuela viajó por el mundo, nunca trabajó. Mi mamá tuvo acceso a las mejores universidades, nunca se graduó. Mi abuelo falleció, quedaron las fábricas y comenzaron a venderse porque nadie sabía manejarlas. El dinero se gastó, no se siguió generando. Ninguno estaba en capacidad de crear ingresos, solo drenar recursos.

            Así crecí, en una familia pobre, con historias y aires de riqueza. Y así aprendí que lo más valioso no es tener, es saber crear. Porque nunca sabes cuánto te va a durar lo que está en tus manos. Pero si sabes generarlo, jamás te hará falta el pan en la mesa”.

            Hasta aquí las sabias palabras de Lauren. Recordarte lo que al inicio de esta conversación te pedí, al mismo tiempo que, en voz alta, te digo: Cada vez que voy a un cementerio y sobre todo en los últimos años de mi vida, habiendo cumplido los 65, con todo respeto me hago esta pregunta: ¿Cuántas posibilidades y sueños pudieron haberse cumplido con los cuales el mundo, y por supuesto la humanidad, hubieran sido infinitamente superiores; sin embargo, nunca pensé que al escribir estas líneas, las que iniciamos en el año 90, pudieran ser semilla para crecer en la vida de muchos de ustedes, siendo bendecido con respuestas que he encontrado, las que me hacen pensar que nada está perdido.

            “La idea como la verdad, decía San Agustín, no son ni tuyas ni mías para que puedan ser tuyas y mías”. Es importante que aquello que merece la pena no sea patrimonio de una sola persona, sino compromiso de toda la humanidad.

“Si no quieres sufrir, no ames; pero si no amas, ¿para qué quieres vivir?”. (San Agustín)

            Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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