No te detengas ante las dificultades

Hola… Al escribir estas líneas me encuentro en un bellísimo lugar, a las afueras de la ciudad de Lima. Cerca está el mar, la Panamericana Sur y entre ambos lugares se encuentra la Casa de Retiro San Agustín. Este es un excelente lugar para reflexionar, para meditar, para desestresarse… y, por supuesto, para muchos momentos que el hombre moderno necesita.

Veo en mi facebook una fotografía muy significativa y muy abierta a la reflexión. Esta capta como principal objetivo a una cabra montés, la cual está dispuesta a saltar de una roca a otra, pero… aquí viene el “quid de la cuestión”. Una cabra montés suele desenvolverse en pináculos de rocas, en altas montañas y su ADN natural la lleva a poder caminar lo que para muchos seres humanos sería imposible, pero en esta foto de la roca donde se encuentra la cabra, preparada para saltar hasta la otra roca, puede haber una distancia de cuatro metros, entre ambas hay un abismo de ochocientos metros; demás está decir que si cae allí, en cuestión de segundos muere, queda destrozada. El animal observa fijamente su punto de destino. No mira a lo profundo del abismo, le desanimaría completamente. No mira hacia atrás, está dejando el confort. No mira hacia los lados, estos son paredes sin futuro. Mira solamente hacia adelante, donde está su punto de destino y… salta.

Esta foto me pareció significativa porque podría expresar una reflexión para muchos de nosotros. Si tenemos claro nuestro punto de destino, nada ni nadie lo podrá impedir. Si lo decidimos, es obvio que hemos definido los “pros” y los “contra” a la hora de decir “lo hago”. No vale detenerse ante las dificultades, no vale pensar que ayer fue mejor, no vale mirar hacia lados que no tienen futuro. El futuro está frente a mí, mis ojos lo ven, todo mi ser actúa para conquistarlo.

Desde este lugar de reflexión, como es la Casa de Retiro San Agustín, paseando por sus amplios jardines verdes y con flores cuidadas, miraba hacia adelante proyectándome cuáles son mis prioridades en el presente y en el futuro cercano, si las acepto como reto, nada ni nadie podrá detenerme y pensaba: Allí está la grandeza de la vida, no dejarme atrapar por mis miedos y recordar la frase de San Agustín: “El día que dijiste basta, hasta aquí nomás, en tus sueños, en tus proyectos y en tus ilusiones, ese día comenzaste a retroceder”.

“Si no quieres sufrir, no ames; pero si no amas, ¿para qué quieres vivir?”. (San Agustín)

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

Contáctanos en facebook: Padre Pablo.