Hola… Aquella pareja recién estaba cumpliendo dos años de matrimonio. A la comarca llegó una terrible hambruna, por lo que ambos decidieron que el marido viajara a un pueblo cercano donde pudiera encontrar trabajo. Fue muy dolorosa la separación, pero no había otro camino. Llegó a unas tierras lejanas y encontró a un granjero que le dio empleo. El contrato era satisfactorio para el joven y este puso una condición: No recibir dinero durante el tiempo que estuviera trabajando hasta que optara por regresar a su hogar y que en el momento que determinara por irse, no le hiciera ningún problema.
Trabajó por quince años ininterrumpidos, nunca salió de la granja y acumuló una buena cantidad de dinero. Cumplido este tiempo, se le acercó al granjero y le dijo: -Me voy, deme mi dinero. Y este le indicó: -Tengo tu plata, pero también quiero proponerte tres consejos para tu vida, piénsalo; si llevas el dinero, no te doy los tres consejos, pero si prefieres los consejos, no te entrego el dinero. El joven lo pensó por veinticuatro horas, se acercó al granjero y le dijo: -Quiero los consejos.
El primero fue: -Nunca, en el camino de tu vida, tomes atajos; el segundo: -Nunca te metas donde nadie te llame; y el tercero: -En un momento de cólera, nunca tomes una decisión.
El granjero le preparó una bolsa donde le puso varias cosas, entre ellas unos panes que debía comer con su mujer cuando llegara a su casa. Lo bendijo y el joven partió hacia su hogar, al encuentro de su familia. El primer día de camino un hombre se le acerca y le dice: -¿Quieres acortar camino?, te llevaré por un atajo. El joven lo meditó y recordando el consejo del granjero le dijo que no y siguió su camino; después se enteró que aquel atajo era para robarle lo que tenía. Pasados algunos días llegó a una casa hospedaje donde pasó la noche y en la madrugada oyó ruidos, se iba a levantar y pensó en el consejo del granjero, por supuesto que no salió; la mañana siguiente se enteró que era una persona desquiciada que gritaba en la noche y quien se acercaba a verla, la destrozaba con un martillo. Siguió su camino y al atardecer llegó a su casa muy emocionado, pero vio a su esposa bajo un árbol y sobre su pecho descansaba un hombre…
Espérame el próximo domingo.
“No hay camino para la paz; la paz es el camino. (Mahatma Gandhi)”
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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